Terminal 2 del Aeropuerto de Barcelona

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 requirieron la renovación y ampliación de la terminal existente para dotar a la ciudad de una moderna puerta de entrada para los visitantes y atletas.

El aeropuerto de Barcelona fue sometido a una importante operación de remodelación para pasar de seis millones de pasajeros al año a una cifra de doce millones, doblando también la capacidad de estacionamiento de aeronaves.

Este edificio Terminal fue edificado con un sistema de construcción altamente racionalizado, consistente en una doble fachada y una estructura de hormigón arquitectónico. «Las Ramblas», una calle interior y longitudinal de un kilómetro de largo que conecta la terminal nacional, internacional, y la terminal de los autobuses, ofrece vistas de las aeronaves en movimiento.

La nueva terminal internacional es un contenedor de cristal de doble piel, con un techo que abarca unos ciento veinte metros, apoyado en cuatro columnas que encierra el vestíbulo central, donde las palmeras recuerdan a los visitantes el clima mediterráneo. Todo el complejo está construido sobre el suelo acuático del delta del río Llobregat.

El proyecto incluyó la instalación de doce pasarelas telescópicas para el embarque directo desde la terminal a los aviones. La solución adoptada tiene en cuenta la configuración del campo de vuelo y, en particular, de la plataforma, que tuvo que ampliarse.

El edificio de la terminal se diseñó aprovechando gran parte de la estructura existente, con cuatro muelles modulares en forma de triángulo cuya mínima proyección sobre la plataforma permite un mejor aprovechamiento de la misma. Esta solución lineal, determinada también por la posición de la terminal de carga y la del edificio técnico, se ve reforzada por un elemento que refuerza en esta linealidad: una calle peatonal elevada que agrupa los elementos modulares, sirve de separación entre el lado tierra y lado aire, y facilita la separación de los vuelos nacionales e internacionales.

Los pasajeros internacionales utilizarán un edificio relativamente separado del resto de las instalaciones. Uno de los módulos triangulares está específicamente destinado al Puente Aéreo con Madrid. El diseño modular del aeropuerto permitió su remodelación por fases, ya que no podía interrumpirse en ningún momento su funcionamiento.

Se realizó una nueva fachada lado aire que presenta una imagen totalmente acristalada de los módulos de embarque y la calle elevada. Los pasajeros que esperan su vuelo disfrutan de una vista privilegiada del despegue y aterrizaje de las aeronaves. Los módulos triangulares disponen de otra sala de espera en la planta baja, destinada a aquellos pasajeros que son trasladados en autobuses a las aeronaves situadas en posiciones remotas. La calle comercial elevada, espina dorsal del aeropuerto, es el elemento de comunicación entre todas sus instalaciones.

Mientras el acceso desde la calle hasta los aviones puede realizarse en un recorrido mínimo, la calle elevada, inspirada en la Rambla de Barcelona, permite a los pasajeros pasear y disfrutar de los diferentes ambientes de la misma en sus diferentes tramos.

La entrada a los edificios de la terminal se encuentra en la planta baja, conectando directamente con los aparcamientos y vías de acceso, protegida por grandes marquesinas. La facturación y la recogida de equipajes también se realizan en la planta baja y la conexión entre plantas se efectúa gracias a ascensores y escaleras mecánicas. La rápida evolución de la tecnología aérea provocará nuevas remodelaciones en breve en todos los aeropuertos del mundo; sin embargo, esto no debería restar valor a la importancia del estudio detallado de su diseño arquitectónico, factor esencial para la comodidad de los pasajeros y la imagen de la ciudad.